Todos hemos experimentado alguna herida de rechazo en algún momento de nuestras vidas. Sé por experiencia propia que es un suceso doloroso y hasta humillante en ocasiones; sin embargo, no es algo de lo que no se pueda salir.
Un rechazo puede dejarnos temores difíciles de superar. Aun así, es cuestión de entender que no siempre tienes que ser aceptado. No todas las veces que declares tu cariño por alguien, va a terminar en una relación afectiva. Superar un rechazo afectivo puede tomar tiempo y requiere voluntad.
Sanar y superar ese evento requiere que pongas de tu parte y que aceptes que todo se logra con esfuerzo.
Pasos para superar un rechazo afectivo:
Aceptación
La aceptación puede ser un proceso complicado, pero no imposible. El punto es que debes comprender que nadie está obligado a aceptarte o quererte.
Tienes la libertad de expresar lo que sientes, pero los demás pueden elegir si te quieren o no en su vida. Es cuestión de aprender a respetar las elecciones ajenas.
Aceptar que fuiste rechazado es un golpe al ego que se supera cultivando la humildad.
Acepta lo que sientes
El rechazo implica emociones negativas. Rabia, incomodidad, vergüenza. Lo peor es que cada vez que evocas los recuerdos, experimentas lo mismo una y otra vez.
Debes entender que aceptar lo que sientes no es lo mismo que darles dominio sobre tu persona o tu vida. Aceptarlas implica que las reconoces como válidas, que eres amable con tu dolor y que estás listo para dejarlas atrás y seguir adelante.
Busca apoyo en tu círculo cercano
Amigos y familia pueden ser una gran ayuda en el proceso de superar un rechazo. No se trata solo de encontrar una fuente de consuelo; más bien es como buscar la manera de pasar tiempo de calidad con ellos y cómo eso te ayuda a olvidarte de la situación.
El rechazo que recibiste es solo una piedra en el camino que no debe influir en ti más de lo necesario. La vida sigue y habrá muchas otras oportunidades para que te guste alguien y te acepten.
Un rechazo no significa que debes tener miedo a que se repita la experiencia.
Todos somos dueños de nuestra vida. Toma las cosas con calma, vive el proceso con tranquilidad y arriésgate a amar.